EL CLIMA

martes, 16 de enero de 2018

ENERO 16


Pero gracias por estar con la caravana y sostener con vuestra presencia a este editor que trabaja duro para ofrecerles un material variado y creemos al menos que interesante para todos, estamos empezando una nueva etapa, el 2018 es un año que nos presenta nuevos desafios y vamos por ellos con decision de corazon y tambien porque no con la buena ilusion que nos caracteriza, y poniendo toda nuestra confianza en que lo mejor siempre, esta por venir
EL EDITOR
Se conoce como gula ese mecanismo humano caracterizado por el apetito desmedido en el comer y el beber. Según las religiones cristianas la vida es irrenunciable, de ahí que un apetito desmedido sería aquel que cause problemas de salud que interfieran en el estado físico y en el comportamiento moral.

Por ejemplo, incurre en pecado (según el cristianismo) de gula aquella persona que teniendo el hígado enfermo ingiera alcohol en grandes cantidades, pues sus facultades mentales y físicas se verán mermadas, pudiendo padecer cirrosis y hepatitis (pudiendo perder la vida), impotencia (faltando a sus deberes conyugales), tendencia al mal trato e incapacidad para una apropiada conducción.

Con la salvedad dicha, la gula es un pecado capital para la religión cristiana ya que, según ésta, es un vicio del deseo desordenado por el placer conectado con la comida o con la bebida.

Por otro lado, existen muchas personas cuyas actividades económicas involucran producir alimentos de alto precio y prestar servicios de alto coste, servicios que van aparejados a la alimentación.

Fray Andrés de Olmos relaciona el exceso de gasto con el exceso de boato y ostentación (el que gasta mucho en sí mismo). También afirma que el que dispone de los bienes materiales que no le corresponden incurre en hurto: Adán robó solo una frutita y fue rechazado por Dios.

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Se estima que la astrología existe desde por lo menos el segundo milenio antes de nuestra era y sus raíces parecen ser los calendarios agrícolas que se utilizaban para predecir los cambios estacionales y para interpretar los ciclos celestes como señales de comunicación divina.​ Una forma de astrología se practicaba durante la primera dinastía mesopotámica (1950-1651 a. C). La astrología china se desarrolló durante la dinastía Zhou (1046-256 a. C). Después del 332 a. C. la astrología helenística se mezcló con la astrología decánica de origen egipcio, concretamente de Alejandría, creando lo que se conoce como el horóscopo astrológico. La conquista de Asia Menor por Alejandro Magno permitió la propagación de la astrología a las antiguas Grecia y Roma. En esta última, la astrología fue asociada con la «sabiduría caldea». Después de la conquista de Alejandría por parte de los musulmanes, en el siglo vii, la astrología fue estudiada por los eruditos islámicos quienes tradujeron los textos helenísticos al árabe preclásico y al persa medio. Durante el siglo xii los textos árabes fueron importados a Europa y traducidos al latín, lo que ayudó a iniciar el Renacimiento europeo cuando los principales astrónomos como Galileo Galilei (1564-1642), Tycho Brahe (1546-1601) y Johannes Kepler (1571-1630); fungían como astrólogos de las respectivas cortes reales de sus países.


La hipocondría hay que distinguirla de los rasgos de personalidad aprensiva; en la hipocondría, el malestar es significativo y afecta la vida laboral, social u otras áreas importantes de la vida del sujeto. Hay que considerar también que la duración de la sintomatología sea significativa, al menos 6 meses, antes de diagnosticar dicha enfermedad.
Se debe asegurar que el paciente no tenga verdaderamente ninguna enfermedad física. Una vez que se ha descartado, si el paciente sigue con angustia, preocupación y dudas acerca de su estado de salud, es conveniente estudiar la posibilidad de que se trate de un trastorno psicológico.
Los Criterios Diagnósticos de Investigación (CIE 10) para la hipocondría especifican que debe existir la convicción de "estar padeciendo como máximo dos enfermedades médicas importantes" y exigen que, por lo menos, una de ellas sea correcta y específicamente nombrada por quien está presentando el trastorno hipocondríaco.
La actitud hipocondríaca aparece como un síntoma en algunas formas de depresión endógena, especialmente en la melancolía involutiva (depresión en la tercera edad). 



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Un dilema (del latín dilemma y éste del griego δίλημμα “dos premisas”) es un argumento que está formado por dos proposiciones contrarias y disyuntivas: al conceder o negar cualquiera de estas dos proposiciones, queda demostrado aquello que se quería probar.

En el lenguaje cotidiano, se entiende al dilema como un problema que puede resolverse a través de dos soluciones pero que ninguna de las dos resulta completamente aceptable o, por el contrario, que las dos son igualmente aceptables. En otras palabras, al elegir una de las opciones, la persona no queda del todo conforme. Lo que hace un dilema es poner a un individuo en una situación de duda, debatiéndose entre dos alternativas. El dilema puede generarse por diversas cuestiones: profesionales, morales, etc. Es frecuente que la persona se debata entre una opción “correcta” (aquello que supone que debe hacer) y una opción “sentimental” (aquello que siente que quiere hacer). El dilema se utiliza en ocasiones como recurso retórico, en la forma "debes optar por A o B"; en este caso, A y B serían proposiciones que conducen a conclusiones adicionales. Usado de este modo, el dilema puede, en algunas ocasiones, llegar a proponer tres soluciones, con lo que no se habla de dilema sino de trilema, dilema de tres soluciones, ninguna de las cuales es completamente aceptable, (A, B o C). La aparición de un dilema a lo largo de una argumentación puede invalidar su eficacia, siendo así considerada una falacia.


El dilema planteado como argumento es llamado argumento cornuto.






nos ponemos 
una sonrisa

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